viernes, 2 de enero de 2009

LOS CONFLICTOS DE UN ERRANTE EN EL SALMO DE KAPLAN

El I PREMIO NORMA DE NOVELA PARA IBEROAMERICA, celebrado en el 2005, tuvo como ganador al barranquillero Marco Schwartz, con la obra El salmo de Kaplan. La novela da cuenta de las peripecias de Jacobo Kaplan, un anciano judío que tras perder la razón, se empecina en perseguir a un alemán, de quien se piensa es la cabeza visible de la organización nazi “Aurora”. A la par de esta historia, subyace una que pretende reflejar el devenir de una numerosa colonia judía, que poco a poco tiende a perder su gran valor histórico, consecuencia que –presumiblemente– se atribuye a los estragos de la posmodernidad. La población de Santa María y algunos parajes del norte colombiano sirven como lugares centrales de la narración.

Ahora bien, el intento de Schwartz por concebir esta novela de manera compleja, se ve evidenciado en la figura quijotesca con la que el autor ha querido revestir al viejo Kaplan, personaje principal. Se forja la imagen de un loco racional que va por ahí queriendo hacer el bien y bañarse de ilusorias glorias y elogios. Se instaura además, la clara estampa de un quijote judío y su acompañante de mil batallas, el cabo de la policía Wilson Contreras.

En este punto, es indispensable advertir que la persecución de Kaplan al supuesto nazi no es el todo que compone esta interesante producción; cobran significado las reflexiones que se hacen en torno a la vejez, el resquebrajamiento de la colectividad judaica y la intrascendencia a la que se somete la estirpe de el viejo Jacobo. Al mismo tiempo, se entrevé que los elegidos para poblar la tierra prometida sufren los embates de la desunión, la envidia, el chisme y la poca consideración entre ellos.
Todas estas cuestiones son, por así decirlo, tópicos fundamentales que el escritor plantea en sus líneas. Los comportamientos de los judíos –ya reseñados anteriormente– cuestionan la validez del proyecto “caza nazis” que adelantan nuestros hombres, máxime cuando se nota que la misma sociedad judía se va extinguiendo en esencia y no en forma material. El espíritu errante y emprendedor del ser judío agoniza y Kaplan irremediablemente es testigo de su fin.

Son sabias las palabras de Lotty, nieta de Jacobo Kaplan, cuando afirma que: “…los judíos están llevando por fin una vida normal como todo el mundo. Y la normalidad, por más que te moleste es que los burros con plata manden, que a los bandidos les vaya bien y que la mayoría de la gente solo piense en vivir, y divertirse sin pensar en cosas trascendentales” (pág. 146)

En síntesis, la novela resulta bastante valiosa al estar provista de humor, intriga, y sobre todo, temáticas complejas que logran atrapar al lector. Ahora, sea usted creyente o no, simpatizante judío, nazi, o de ninguno, tenga en cuenta que el anciano Kaplan deja un “salmo” al legado de la Literatura colombiana, que bien podría ser su único logro y éxito que siempre siguió en vida. Porque como todo buen quijote, don Jacobo muere, en su lecho, rodeado de la más completa soledad espiritual.

Juan Carrillo A
Juanelcaibg@gmail.com
FICHA DEL LIBRO: SCHWARTZ, Marco. El salmo de Kaplan. Santafé de Bogotá. Grupo editorial Norma. 2006.

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