domingo, 28 de junio de 2009

SOBRE EL CANTO DE LAS MOSCAS DE MARÍA MERCEDES CARRANZA

Alrededor del título El Canto de las Moscas, María Mercedes Carranza recoge veinticuatro poemas en los que deambula la muerte. Esta se logra percibir a través de algunas metáforas, antítesis, comparaciones, paradojas, acertijos y disimuladas exageraciones, que configuran un intento por reelaborar una porción de la realidad colombiana cercada por su crueldad.

Los hechos acaecidos en las poblaciones de Necoclí, Dabeiba, El Doncello, Pájaro, Humadea, Ituango, Soacha, por solo mencionar unas, son el insumo aprovechado por María Mercedes Carranza para trazar un mapa del recorrido de la muerte, el cual tiene por puntos de referencia los parajes surcados por su estampa y una estela de nostalgia que se erige como sombra funesta para la reciente historia patria.

Las creaciones que contiene El Canto de las Moscas se caracterizan por una cualidad inconfundible: la brevedad irrumpe como una constante que le permite a la escritora reconstruir los hechos que pretende recrear. En este sentido, la aparente simplicidad que emplea, esconde una capacidad de síntesis auspiciada por una economía del lenguaje, que le permite forjar una imagen de la muerte en pocas palabras, acompañada necesariamente por la desolación y el olvido, las cuales están presentes en cada canto del libro.

De igual modo, la presencia solitaria del viento, la tierra, el fuego y el agua en los poemas de El Canto de las Moscas, afianzan la ausencia de la vida: el viento que ríe en las mandíbulas de los muertos, la tierra que sepulta sueños, gotas de sangre y retazos de carne, el fuego que ilumina gusanos y el agua teñida de rojo vivo, estructuran la apariencia que adquiere el despojo cada que pasa por una de las poblaciones referenciadas por libro. De esta forma, la muerte emerge ante el ocaso de la vida y se hace evidente cada vez que los elementos constitutivos que conviven con ella la reclaman.

Pese a que estas dos cualidades revisten la obra de María Mercedes Carranza, hay un detalle que le resta contundencia de una buena parte de los poemas contenidos en su libro: se ven truncados porque no supera la estrechés de la realidad; así se ven sumergidos en una tímida mimesis, la cual no les permite desprenderse plenamente del hecho real que pretende poetizar. Esto los ubica dentro de un realismo, adornado por un adecuado tratamiento del lenguaje, pero con una limitante: no logran erigirse como un mundo posible, por lo menos en el que la anulación de la vida no se vea meramente desde la nostalgia y el pesar.

Independiente del apego a la realidad, El Canto de las Moscas es certero en cuanto al cuadro que pretende dibujar. Al respecto, Mario Rivero lo precisa de una manera muy puntual en el texto inicial de libro: “Carranza siluetea un panorama de arrasada belleza: paisajes sin arco iris, donde solo florecerá el olvido, signados apenas por la ráfaga oscura y el bombardeo de las cumplidas moscas”, lo cual significa, al mejor estilo de Charles Baudelaire, un acercamiento a los despojos pútridos que deja la muerte.

Gabriel Bermúdez

Ficha del libro: Carranza, María Mercedes. El Canto de las Moscas. (Versión de los acontecimientos). Arango Editores. Bogotá. 1998. 109 paginas.

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