lunes, 14 de diciembre de 2009

AL CALOR DEL TROPEL

“Aunque poco es el ropaje que me reviste cuando estoy frente a ti, voy a seguir despojándome de todas mis prendas. Así seguirás viendo las vergüenzas de las que me enorgullezco”.
Gabriel Bermúdez

Gracias a una compañera muy cercana, llegó a mis manos. Se trataba de un libro algo singular, pues poco – diría yo – se encuentra en las bibliotecas o dispuesto para la venta. De hecho, es muy difícil conseguirlo.


Creo que los pocos ejemplares existentes se encuentran en los anaqueles de quienes sentimos alguna simpatía por la historia del movimiento estudiantil o, en algún momento, nos involucramos en su turbulenta dinámica.

El texto al que me refiero se titula Al calor del tropel, del profesor universitario Carlos Medina Gallego. Desde su punto de vista “es una crónica novelada de la historia del movimiento estudiantil de la Universidad Nacional en la década de los sesenta”. Sin embargo, e independiente de la denominación con la que el autor etiqueta su libro, este ofrece varias historias que se soportan y tejen un episodio histórico en la vida del sector.

Cada vez que leo y releo las vidas contenidas en su interior, me lleno de nostalgia. No precisamente porque me vea en algún personaje. Por el contrario, me remonta a ciertos acontecimientos propios de la vida universitaria y, en particular, del movimiento estudiantil, los cuales se repiten casi de forma cíclica e interminable: la fila en la cafetería; las reuniones, discusiones entre organizaciones y asambleas; la militancia política; las jornadas de carteles, murales y pintas; los mítines, marchas y tropeles…

Esta remembranza, inevitable por la lectura del texto, hace aparecer a Manuel, Omaira, el Negro, Antonio, el Mono, Ismael, Gloria y otros. Cada uno parece una historia aparte, pero poco a poco van relacionándose. Para ello, el autor divide el libro en tres: la primera parte se la dedica a la presentación – por así decirlo – de los personajes; en la segunda centra su atención en los problemas de cada uno, los cuales son a su vez los conflictos de todos (ya que son o están cercanos al activismo de aquel entonces); y la tercera parte se la consagra al desenlace de cada historia y, en general, a precisar la del movimiento estudiantil.

No puedo negar que junto a la aflicción trasmitida por el texto, el empleo de los recursos narrativos me llama bastante la atención. Estos le ofrecen dinamismo al relato por cuanto favorecen la simultaneidad de las historias; sobre todo porque controvierten la estructura secuencial de la crónica sin desnaturalizar su propósito. Además, privilegian descripciones certeras sobre situaciones tensionantes o eróticas y enriquecen el universo del texto con algunas figuras retóricas que le permiten al autor decir cosas comunes con otras palabras.

No obstante, y por encima de los sentimientos que me suscita el libro, debo destacar algunos lugares comunes en los que este sumerge, los cuales impregnan las historias de los personajes con simplicidades obvias o de expresiones propias del “mal gusto”, es decir reiterativas, con exceso de calificativos y que lindan con algunas manifestaciones algo burdas del lenguaje coloquial.

De igual forma, las vidas entregadas al activismo y la militancia política sin contradicción mayor, empantanan a la mayoría de los personajes con certezas y verdades absolutas. Por más definidos que parezcan, su valía – se supone – debe radicar en la capacidad de enfrentar las dicotomías propias de la existencia humana. En ocasiones se puede apreciar un ápice de esto y sólo en algunos de sus personajes, quienes en el marco de su actividad política tienen que enfrentarse, por ejemplo, al amor.

Estos detalles, aunque representen falencias para el texto, no le restan contundencia a la intención de Carlos Medina Gallego. Eso de partir de sucesos reales, al mejor estilo de un buen cronista, pero organizándolos de tal manera que no se ciñan estrictamente la estructura de una crónica, le otorga valía al libro. Fundamentalmente porque hay una experimentación a la hora de escribir un texto sujeto a los parámetros de la realidad, pero sin la pretensión de ser plenamente objetivo.

En este sentido, la etiqueta con la que Carlos Medina Gallego denominó su libro, se ajusta a la pretensión de no ubicarlo plenamente dentro del ámbito literario. Sin embargo, debo reconocerlo, no sé hasta qué punto valorarlo como una “crónica novelada”, en tanto dicha denominación – hasta el momento – carece de un fundamento sólido. Por el contrario, considero necesario ubicarlo dentro de la crónica literaria, mas cuando tiene el merito de ser un texto narrativo organizado de conformidad con sus lineamientos y apela a un tratamiento en la forma y el lenguaje que le otorga visos literarios.

Además, es justo decir que, independiente de las remembranzas provocadas en quienes transitamos por el camino del movimiento estudiantil, es un libro que merece lectura. Quizás porque presenta una propuesta novedosa, o de pronto para ser cuestionado o analizado, o tal vez para hacer un barrido por los nostálgicos lugares de la Universidad Nacional y acercarse, desde un punto de vista no oficial, a una parte de la historia de lo que aconteció en el seno de las universidades publicas.

Escrito por:
Gabriel Bermúdez

Ficha del libro:
Medina Gallego, Carlos. Al calor del Tropel. La U.N. Crónica de una década. Alquimia ediciones. Bogotá. 1992. 210 paginas.

4 comentarios:

  1. Exelente Libro me tome el atrevimiento de tomar el dibujo... quisiera tener una reseña del autor, gracias

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  2. ESE LIBRO MUESTRA EL CONTEXTO DE MUCHOS DE LOS JÓVENES QUE VIVEN EN SU MÁXIME LA UNIVERSIDAD.
    BUENO EL COMENTARIO... Y COMO DICE EL LIBRO EN SU IMAGINARIO. "PARA AVANZAR EN UN PROCESO, NI UN PASO ATRÁS..."

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  3. Dónde puedo conseguir el libro?

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  4. ES UN EXELENTE LIBRO QUE DEBERIAMOS LEER PARA CONOCER LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO, Y ANALIZAR SUS FALENCIAS...SECTARIAS POR CIERTO...

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