sábado, 9 de octubre de 2010

NOSTALGIA BOOM DE JOSE STEVENSON

El volumen 78 de la Biblioteca de Literatura Colombiana de la Editorial Oveja Negra, se titula Nostalgia Boom o El Fausto Tropical. Subtitulo que hace evidente sólo al revisar los datos biográficos del autor, José Stevenson. Se resume allí el trasegar desde Santa Marta en 1934 y algunas publicaciones como, Los Años de la Asfixia (1969) su primera novela editada en Buenos Aires.

La historia suena en principio algo rectilínea: la vida de Simón Argote, el cómo se transformó en una leyenda negra, prototipo de Latin Lover que se divierte en Europa. Después encontramos la relación con la tradición literaria pues en Nostalgia Boom no es gratuito el hecho de subvertir el arquetipo de Don Juan y la leyenda germana de Fausto: “(…) Entonces surgieron los rumores de las malas artes, de que a un pacto satánico se debía su increíble atracción de las mujeres de todas la edades.” (Pág. 66)


Sin embargo, éste pícaro no tiene pacto alguno con el Diablo. Él mismo es un pobre diablo, astuto, amable, agrio, dulce, generoso, aventurero… Inclusive noctívago, hombre de mar, también supo sobreponerse al naufragio en la cultura borrascosa de Occidente, donde un culto icónico a los mitos y anti-héroes modernos del cine, la televisión y la literatura resumen la masa humana entre la indiferencia y la ruindad. Por eso, cuando Gastón y Nicole, esos parisinos despóticos e ilustres, salieron de la Opera, ella le preguntó: “Vamos, Lover, tú qué opinas?”. Él escuchó y tras su silencio más la intervención de otros dijo:

“Yo no soy ningún intelectual, no conozco a Goethe, pero lo que sí le puedo asegurar es que Fausto me pareció medio apendejao.¿ Tú crees que si yo soy él, me dejo engatusar por un diablo tan guevón? No hombre! Ni de vainas. Acaso es que tú crees que yo soy marica? Al diablo se le ha podido hacer su pilatuna. Yo nunca había visto un diablo sin tanta malicia…” (Pág. 73)

En este sentido, Milán Kundera, desde el Arte de la Novela, plantea que este género es una investigación sobre lo que es la vida humana, además es una denuncia de la trampa en que se ha convertido el mundo. Quizá por esto en Nostalgia Boom se hace mención de la decadencia de la cultura moderna, la cual se presenta como un torbellino de inmundicias. Esto lo demuestran las descripciones de un narrador en tercera persona, ajeno al ambiente de neón desangrado, del Night-Club, Champaña, smoking de roseta en el ojal, Jazz delirante, bikinis, yates, Roll-Royce, hascish con opio con coca con Nembutal… ad infínitum.

Los variopintos personajes demuestran miradas escépticas. Adheridos con una falsa afección, el amor platónico se desmitifica. Con ello, caen en el profundo cinismo, es decir en el mentir eficaz. Franceses, norteamericanos, árabes, australianos, alemanes, colombianos… En fin, toda una fauna babélica en el laberintico ocaso sangriento del Oeste.

La historia del siglo veinte fue escrita y subrayada con tinta rojinegra y en Nostalgia Boom, esa onomatopeya explosiva significa el atravesar varios campos de guerra, internas y externas al ser humano. También se mencionan los hechos que sacudieron la mojigatería provinciana de Santa Fe de Bogotá el 9 de abril de 1948 cuando le metieron candela al Palacio de Justicia (con lo cual Simón Argote habría podido regresar de Europa sin tener líos judiciales en Colombia…).

Sin embargo, el lector de Nostalgia Boom se encontrará no sólo con las aventuras de un hombre-viajero, con la denuncia de los ambientes sórdidos y artificiales de las grandes ciudades, o la plasticidad de la naturaleza humana, sino con una revisión del mundo del símbolo y su efectividad desde la influencia del paisaje audiovisual. Un narrador recuerda que: “Todo mito se alimenta de la palabra y la imagen (Pág. 105)”. Y Simón Argote reconoce que:

“(…) En todo caso yo me daba cuenta mientras más crecía mi imagen pública como el gran amante, como el play-boy internacional, más me hundía yo como hombre. Eran las reglas del juego. Ciertamente yo era un héroe. Para todos era una celebridad, the play-boy of the western World. Pero en el fondo yo sospechaba que yo no era un héroe, sino que era lo que siempre había sido: un pícaro. Por lo tanto replanteé las reglas de juego. Esta vez no me dirigí a lo alto, al cielo, al barbudo, sino al de abajo, a ese caballero orejón, de risa zurda y de fregado, de cachos, cola, y en medio del mar de azufre, le dije: ¡quédate con mi imagen y devuélveme el alma! No creas que fue fácil, siempre me tocó regatear”. (Pág. 105)

Quizás ahora son pertinentes las palabras del maestro Héctor Rojas Herazo, a quien José Stevenson dedica su obra:

- La falla para mí radica en que se ha perdido la fe en el demonio. Eso es todo. Ni la sociedad ni el hombre pueden lograr nada, nada en absoluto, sin su ayuda. Sobra, por tanto, cualquier pragmatismo de ocasión. Mire todo lo que se ha logrado por él: las religiones, el arte, el estado, la servidumbre técnica de las multitudes. En fin, todo el orgullo creador está en su órbita. Pero lo hemos olvidado y debemos pagar ese olvido. Sufrimos la nostalgia del demonio. Hemos perdido las herramientas mágicas que servían para comunicarnos con él y retenerlo para poner a nuestro servicio su potencia creadora”. (Celia se Pudre. Pág 438- 439.)

El anterior comentario sobre la situación actual del país puede leerse en sentido simbólico, como en el poema A Satán de Luis Carlos López: “Satán, te pido una alma sencilla y complicada/ Como la tuya. Un alma feliz en su dolor./ Tu gozas, y yo te envidio tu alegre carcajada,/Si un tigre, por ejemplo, se come a un ruiseñor”. No obstante, algunos pueden caer en la lectura literal de Nostalgia Boom, lo cual no sólo es aberrante sino de atrofia imaginativa y miedo a la libertad: amoldarse a calabozos metafísicos.

FICHA DEL LIBRO: Nostalgia Boom o El Fausto Tropical. Stevenson, José. Editorial Oveja Negra. Biblioteca de Literatura Colombiana. N° 78. 106 pág.

POR: VÍCTOR HUGO OSORIO CÉSPEDES

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿QUÉ OPINA USTED?